martes, 22 de abril de 2014

IFAI Y LA DEMOCRACIA MEXICANA RENDICIÓN DE CUENTAS

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
IFAI Y LA DEMOCRACIA MEXICANA
RENDICIÓN DE CUENTAS

Verónica Montero Bueno
22/04/2014


La rendición de cuentas es un tema del que tanto se habla para el fortalecimiento de cualquier democracia. En México debemos preguntarnos ¿qué tanto nos ha fortalecido a nuestra democracia? ¿Seguimos igual o vamos transformándonos?





IFAI Y LA DEMOCRACIA MEXICANA
Es claro puntualizar, que si queremos hablar sobre el IFAI y sus mejoras a la democracia mexicana, primero debemos de tener bien preciso el ¿qué es la rendición de cuentas, en qué se basa y quiénes son los principales actores? Teniendo en cuenta siempre, que tenemos que aterrizarlo a nuestra sociedad mexicana.
La democracia, como bien sabemos, es una herramienta que nos permite a la ciudadanía imponer nuestras necesidades y exigencias a los que nos gobiernan; y todo esto debe de existir “mediante una batería múltiple, mediante un abanico de mecanismo, controles, pesos y contrapesos que configuren el contexto de rendición de cuentas. Así los gobernantes deben abrirse a la inspección pública; deben explicar y justificar sus actos y deben estar supeditados a las sanciones en caso de incurrir en falta o ilegalidad” (Schedler, 2010, p. 7)
Es por eso que en la constitución de una correcta rendición de cuentas, tiene que existir tres aspectos fundamentales en su conjunto, que es la información, la justificación y las sanciones. Es claro que si analizamos a simple vista si el IFAI cuenta o no con estos aspectos, nos damos cuenta que apenas y logramos estar en la parte informativa de la rendición de cuentas, sin embargo, esto no es algo totalmente grave si es que realmente vamos evolucionando hacia los otros aspectos necesarios.
Es obvio el por qué apenas estamos en la parte informativa, ya que la rendición de cuentas en México es una de las primeras aspiraciones de nuestra joven democracia, y podemos entender así, que aún falta un largo camino que recorrer, pero para nada imposible.
La noción de rendición de cuentas tiene dos dimensiones básicas. Incluyen la obligación de los políticos y funcionarios públicos de informarnos sobre las decisiones que toman y la justificación que dan a éstas ante la ciudadanía (lo que se conoce como el answerability); y, por otro lado, debe de incluir la capacidad de sancionar a estos políticos y funcionarios públicos en caso de que éstas acciones hayan violado sus deberes públicos (y el enforcement). Como notamos, algo que sin duda le falta al IFAI, es precisamente esta última y vital dimensión, el poder asegurar legalmente la sanción debida en cuanto violan sus deberes públicos.
Recordando el corto tiempo (relativo) de trabajo que ha venido haciendo el IFAI, tenemos que pensar que se va moviendo en un proceso natural al cuál en algún momento llegará a algo más allá de simples recomendaciones, si es que en verdad quiere ser una Institución que busque una real rendición de cuentas y no estancarse en lo que es hoy, porque si se pone a caminar “de la mano con la impunidad” terminará siendo más un mero acto de simulación gubernamental que como un ente legítimo que restringe el poder al Gobierno. Para poder movernos hacia adelante en este largo camino en busca de una democracia más plena, debemos de ir construyendo entre todos, ciudadanía y Estado, un verdadero Instituto promotor de rendición de cuentas.
En el caso mexicano, el autor Andres Schedler, nos habla un poco sobre cómo ha ido evolucionando este sistema de rendición de cuentas y que en nuestro país el fin de la impunidad se ha convertido en un reclamo universal; ya que el sistema político mexicano post-revolucionario había “institucionalizado” la impunidad en toda la esfera política. “El Estado de la revolución institucional fue un estado de la impunidad institucional”. Es por esto, que el llamado sexenio a la transición democrática (con la llegada de Vicente Fox, PAN, a Los Pinos) estaba urgido en la necesidad de crear un Instituto que combatiera estos viejos fantasmas que se había alimentado durante más de 70 años en el poder. Pero, vuelvo a repetir, si no existe una justa sanción a todos estos males que nos acechan, lo único que provocarán en la ciudadanía va a ser la desilusión hacia nuestra propia democracia y esto, puede provocar escenarios peores para nuestro país y democracia, como golpes de estado, autoritarismo o un total desequilibrio en lo social-político.
Si sólo seguimos limitándonos a meras recomendaciones, sólo estaremos ante un mero acto publicitario, en el cuál no pasa sólo de eso, de saberse la información pero sin proceder legalmente ante los actos ilícitos a los cuáles, desafortunadamente, ya nos hemos acostumbrado de los políticos y funcionarios públicos. Seguiremos en la típica burocracia mexicana, en donde lo que creemos que es rendición de cuentas se debe basar en simples informes y estadísticas. Es claro que la rendición de cuentas no tiene que tener sólo como objetivo a los burócratas de bajo rango, porque al final de cuentas, ellos deben de aplicar instrucciones y responder a sus altos rangos; es precisamente a estos altos rangos a los que se les debe de pedir con más fuerza que rindan cuentas a la ciudadanía, que puedan justificar sus acciones y, en dado caso, que se les apliquen las sanciones justas cuando han faltado a la ley.
Como nos dice Schedler, en México exigimos a nuestros funcionarios que emitan y den a conocer sus declaraciones patrimoniales pero realmente, ¿cuántos de nosotros, de la ciudadanía mexicana, leemos y analizamos lo que dan a conocer los políticos y funcionarios públicos en dichas declaraciones? Es aquí, cuando otros actores tanto políticos como los propios medios de comunicación masivos nos informan cuando hay algo que no va acorde con lo que dicen las declaraciones, es precisamente ahí cuando se lanza a pleno conocimiento de la sociedad dichas informaciones y cuando la gente del común, del grosso de la sociedad, se molesta y hasta lanza los “sombrerazos” por el descontento de dichas declaraciones, y ahora sí, buscamos que exista una pronta sanción hacia dichas faltas cometidas; y en nuestro país eso se traduce mayormente en la destrucción de la reputación política, gracias en gran medida a la difusión que le hacen los medios de comunicación masivos del país.
Regresando al plano de rendición de cuentas, nos encontramos con la pregunta ¿quién exige las cuentas? La rendición de cuentas es algo tan amplio y variado que si nos guiamos con cuidado, nos terminaremos perdiendo entre todos los posibles protagonistas que nos iremos encontrando. Para no perdernos hay que hacer distinción entre las rendiciones de cuentas horizontales y las rendiciones de cuentas verticales, algo que el propio Guillermo O’Donnell nos introdujo para poder conceptualizar de una manera más simple la rendición de cuentas.
La rendición de cuentas de forma horizontal sugiere que quién exige cuentas está en la misma posición que el que debe de informar dichas cuentas, es decir, que el IFAI debe de estar al mismo nivel de autoridad que el Estado, lo cual es claro que no lo está. Las agencias de rendición de cuentas deben de contar con autonomía y autoridad suficientes para poder investigar sospechas, exigir justificaciones e imponer las debidas sanciones necesarias. “De esta manera, si cuenta con la autorización legal, la protección institucional y los recursos materiales adecuados, puede enfrentarse con éxito a un ‘Goliat’ estatal dotado de poderes muy amplios”
La rendición de cuentas de forma vertical describe más una relación entre desiguales. Tanto los regímenes autoritarios como los democráticos, tienden a preocuparse en dar una rendición de cuentas más de tipo “burocrático”. Todas las cúpulas burocráticas, cuenten o no con una legitimación democrática, batallan por asegurar el control de sus aparatos administrativos por medio de cadenas de rendición de cuentas que corren desde los niveles inferiores hacia los superiores. Es más el caso del IFAI, donde dejan la rendición cuentas en puro papeleo que hace más engorroso para la ciudadanía realmente prestar atención hacia los quehaceres políticos.
Es claro para la ciudadanía mexicana que debemos exigir la evolución de este Instituto y que cuente con los tres pilares fundamentales de la rendición de cuentas, porque así, estaremos cerca de estar en democracia más completa y con mayor seguridad de que los políticos realmente hacen su trabajo y no sólo viven a expensas de ese trabajo en el cuál los hemos puesto a desempeñar. Creo que México va en buen camino hacia estos objetivos, sin embargo, es largo y sinuoso el camino a recorrer y no dejar dar un retroceso hacia esta valiosa parte de la democracia.

·         BIBLIOGRAFÍAS
Schedler, A. (2010). ¿Qué es la rendición de cuentas? México: Dirección General de Atención a la Sociedad y Relaciones Institucionales, Dirección General de Comunicación Social.
O’Donnell, G. (1994) “Delegative Democracy”, Journal of Democracy (enero)


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